Después de los éxitos alcanzados con "Anjonio" en el 2010, "Una mujer llamada Perla" en el 2011, y de ser premiada por el Instituto de Cultura Peruana en el género de Poesía también en el 2011, Ana Fernández nos entrega "Amigo y sus amigos". Esta vez, Estanislao y su ayudante Amigo recorren las calles de un barrio pobre de "la ciudad de los tinajones". A través de las amas de casa que les compran diariamente las latas de carbón de a diez centavos, ellos van conociendo muchos detalles de sus vidas: cómo aman, cómo sufren, cómo se divierten, cómo velan a sus muertos y cómo van adquiriendo -reuniendo centavo a centavo o pagando a plazos-, el alquiler de sus casas, sus alimentos, ropas y lo poco que necesitan para ir viviendo. Amigo, por ser más observador y sociable que Estanislao, es el que se entera de las debilidades y secretos de cada familia. Él no pudo ir a la escuela, pero tiene un sueño: escribir un libro en el que escondería un mensaje. El que lo descubra y lo lleve a la práctica, comenzará una gran cadena que alcanzará hasta el último habitante del más remoto rincón del planeta. Se desarrollaría una evolución positiva de la conciencia individual, hasta conseguir la soñada "Era de Luz". Como Beba y Tito -menores que él- no pueden acompañarlo en el recorrido diario, quedan en la casa para cuidar a los puercos que crecen en el corral del patio. Aceptaron quedarse con la condición de que cada tarde, al regresar, se reunirían para que él les contara los chismes del día. "Amigo y sus amigos" nos recuerda que todo lo que existe, vibra, y que esa energía encierra sutiles lecciones. Nos queda decidir: recibirlas o ignorarlas.